El palacio de Hellbrunn y sus juegos de agua

palacio de Hellbrunn

Uno de los lugares más especiales de Austria es el palacio de Hellbrunn. Situado a pocos kilómetros de Salzburgo, este conjunto monumental constituye una de las más fastuosas construcciones de estilo renacentista en la región alpina. Este célebre palacio fue edificado por el arquitecto Santino Solari a principios del XVII bajo de las órdenes del príncipe-arzobispo Markus Sittikus (1574-1619), cuyo sentido del humor ha pasado para siempre a la historia de la humanidad.

Se sabe que el mencionado arzobispo estuvo gran parte de su infancia en Italia y que, fascinado por el arte y cultura de este país, encargó un palacio de estilo toscano que reprodujera punto por punto las construcciones italianas de la época.

Hasta aquí todo parece normal. Ahora bien, el príncipe sentía también una gran inclinación hacía la broma y la socarronería, de forma que solicitó un “pequeño añadido” a su palacio toscano que lo cambiaba todo: los juegos de agua, todo un conjunto de recreaciones de agua que, escondidas a la vista, se encargaban de mojar a los sorprendidos huéspedes durante las fiestas principescas y que, en la actualidad, también sirven para disfrute de los turistas.

palacio de Hellbrunn

Y precisamente esto es lo más llamativo del palacio de Hellbrunn. El agua se convierte en el elemento principal que guía la construcción de los jardines y alrededores del palacio. Fuentes, estanques, grutas y rincones dominados por el elemento agua, captan la atención de todo visitante introduciéndole plenamente en esta curiosa muestra de humor principesco.

La atmósfera de diversión, risa y nerviosismo desencadenada por los chorros de agua que surgen a traición, se ve reforzada también por todos aquellos elementos que sirven para distraer la atención del visitante y ayudan a que caiga en la trampa. Fabulosas estatuas y esculturas de la antigua mitología, diversos y variados animales esculpidos en piedra, el entretenido teatro mecánico o la gran mesa principesca, resultan tan impresionantes que pocas veces se consigue apartar la vista de ellos y, claro, mientras tanto, alguien disimuladamente enciende los juegos de agua remojando a los estupefactos turistas.

Los “Wasserspiele” del palacio de Hellbrunn son únicos en el mundo y, por supuesto, merecen toda nuestra atención, pero no se puede menospreciar el recorrido por el interior de los aposentos palaciegos, que nos lleva a disfrutar de la visión de exquisitos frescos y murales, y a contemplar peculiares recintos como el cuarto chino o la sala de música octogonal.

Por cierto, una curiosidad es que precisamente en este recinto se encuentra uno de los escenarios más conocidos de la película Sonrisas y Lágrimas: el pabellón donde Liesl y Franz bailan y definitivamente se enamoran. Visita ineludible para los auténticos fans.



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