Hundertwasser, el artista de Viena
Una de las grandes atracciones de la ciudad al borde del Danubio, Viena, pasa por la visita a las conocidas como «casas de Hundertwasser». Y de verdad vale la pena, porque allí vemos algo único en el mundo, un espacio artístico diferente lleno de sentimiento y, como Hundertwasser decía, lleno de vida.
Friedensreich Hundertwasser (1928-2000) es uno de los artistas vieneses más conocidos en el ámbito de la pintura y la arquitectura. Sus obras más famosas suponen la reinvención de los edificios monocromos derivados del funcionalismo y racionalismo arquitectónico. Fábricas, edificios, casas y hasta un iglesia, se convirtieron bajo su mano en monumentos llenos de luz y color.
Para ello el artista desechó la línea recta y el colorido grisáceo de la arquitectura Bahaus, que él mismo definió como fría, carente de emoción, vacía e incluso, dictatorial. Sus criterios iban más allá de la funcionalidad e intentaban recuperar el contacto de las casas con el hombre y del hombre con la tierra, con la naturaleza y, en definitiva, con la vida. Así como fomentar la creatividad individual, que había quedado mutilada por el gran negocio del urbanismo.
Esta armonía con la naturaleza y con la creación individual se concreta en diversos edificios que muestran colores brillantes y formas orgánicas e irregulares.
Entre ellos los más destacados en territorio austriaco serían las ya mencionadas Hundertwasserhaus o «casas de Hundertwasser», apartamentos de bajo coste localizados en barrio 3 de Viena, cuyas características más importantes pasan por la ondulación de paredes llenas de color, el uso de azoteas recubiertas de vegetación, y los grandes árboles que crecen en el interior de los pisos. En concreto, unos 250 árboles y arbustos insertan sus raíces en el conjunto de viviendas.
También en Viena llaman la atención la decoración del Museo Kunsthauswien y el edificio de la central eléctrica de Spittelau.
Ahora bien, su obra no acaba aquí. Hundertwasser adquirió también gran popularidad fuera de las fronteras vienesas y, hoy en día, podemos gozar de sus creaciones en las austriacas ciudades de Salzburgo, Linz o Graz, pero también en Alemania, Suiza, Japón, Estados Unidos, Israel y Nueva Zelanda, donde los lavabos públicos de Kawakawa diseñados por el peculiar genio causan furor entre los turistas.
En el ámbito de la pintura, Hundertwasser desarrolló sus cualidades mediante el dibujo de la espiral, en la que veía la oposición natural a la línea recta y la vía simbólica que le llevaba hacia el centro de energía.
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