La montaña Schlossberg en Graz
La colina Schlossberg domina Graz desde las alturas, concretamente desde sus 475 metros. Ubicada en el mismo corazón de la ciudad, se puede acceder rápidamente a ella andando desde la plaza principal.
En sus orígenes, se encaramaba a la colina el pequeño castillo que dio nombre a la ciudad de Graz. Un castillo románico de dimensiones reducidas, posteriormente convertido en una poderosa fortaleza renacentista, con tal vigorosa constitución que ni siquiera Napoleón pudo conquistarlo durante su incursión en Austria.
En 1809, el Tratado de Schönbrunn ponía fin a la guerra entre Francia y Austria y, lamentablemente, establecía la demolición del castillo de Graz, junto con otras fortalezas del territorio austríaco. La Glockenturm (Torre de la Campana) y la Uhrturm (Torre del reloj) fueron rescatadas de sufrir este mismo destino gracias a los esfuerzos de los habitantes de Graz, que pagaron un rescate para evitar su destrucción.
Y 30 años más tarde renace la yerma colina en forma de parque. Su cumbre y sus laderas se visten con plantas y flores procedentes de numerosos países del sur y su extensión queda surcada por múltiples caminos ideales para el paseo. Comienza así una nueva etapa en el Schlossberg que, prácticamente, llega intacta hasta nuestros días.
Así, en la actualidad, comparten protagonismo con el fantasma del castillo, la Torre de la Campana y la Torre del Reloj y, por supuesto, ambas construcciones guardan secretos e historias dignas de mención. Por lo que respecta a la primera, se guarda en esta torre la campana más conocida de Graz, la «Lisl». Obtenida a partir de la fundición de las balas de los cañones turcos, recuerda su presencia a autóctonos y visitantes con sus 303 campanadas diarias. También en el interior de la torre, es posible apreciar un modelo del antigua fortaleza que dominaba Schlossberg.
En lo tocante a la Torre del Reloj, consta la construcción de 28 metros de altura y se eleva no sólo como una de las más interesantes atracciones turísticas de la ciudad de Graz, sino también como una de sus zonas más románticas. Plagada de parejas, familias enteras o, simplemente, de soñadores, la torre ofrece una de las mejores vistas de Graz y un lugar ideal donde respirar el aire puro de Austria.
Una vez se accede al Schlossberg, no se debe olvidar probar alguna de las especialidades culinarias que se ofrecen en sus cafés o restaurantes. Riquísimos platos típicos de la gastronomía austríaca alcanzan allí su máxima expresión y resulta especialmente reparador degustarlos mientras se disfruta de la increíble visión desde las nubes.