El Cementerio de la Commonwealth
A unos tres kilómetros de las afueras de Klagenfurt -capital de Carinthia- se encuentra el Cementerio de la Commonwealth, inaugurado en junio de 1945 por las fuerzas militares inglesas de la ocupación. Se trata de un lugar con una fuerte carga emocional, un recuerdo de los lúgubres tiempos de la Segunda Guerra Mundial, cuando Austria había sido declarada una extensión del territorio alemán.
En aquel entonces, se habían construido en Austria una decena de campos de concentración y cárceles de máxima seguridad para los prisioneros de guerra, donde se cometían atrocidades que bien descriptas están en los libros de historia. Durante los enfrentamientos, las fuerzas británicas -también integradas por soldados canadienses y australianos- sufrieron gran cantidad de bajas en territorio austriaco.
Hacia el fin del conflicto, se decidió trasladar todos los cuerpos (prisioneros, pilotos caídos en combate y efectivos de tierra) a este cementerio. En parte como homenaje, pero fundamentalmente para mantener en pie el recuerdo.
Actualmente, hay allí 589 tumbas. Entre 1950 y 1954, ocho tumbas de la Primera Guerra Mundial también fueron trasladadas desde cementerios más pequeños ubicados en Innsburck, Mauthausen, Muhldorf y Viena. Paralelamente, se construyeron mausoleos, lápidas y monumentos con inscripciones que hacen referencia a los combates.
Se realiza allí un mantenimiento diario muy meticuloso: se corta el césped, se acomodan las plantas y se mantienen limpios los senderos. Es un lugar tranquilo y silencioso que se puede visitar libremente. Es común observar a familiares que se acercan a dejar flores, pero también es un sitio de encuentro para fotógrafos e historiadores que se encargan de llevar los datos precisos de todos aquellos que dieron su vida en uno de los más oscuros episodios del siglo XX.
Podría decirse que el Cementerio de la Commonwealth funciona como un espacio para la memoria y casi como un museo vivo. Es el único de este estilo que existe en el mundo, por al motivo es tan cuidado y estudiado. Incluso hay páginas webs que ofrecen un plano completo del lugar, donde uno especifica el nombre de la persona que está buscando y el sistema muestra exactamente su ubicación, sus datos personales, y, si se conoce, el momento y las circunstancias en que esa persona fue muerta.
Tal vez parezca un poco lúgubre una visita a este espacio, pero sin duda es uno de los puntos sensibles de la historia austríaca. Y de toda Europa.
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