Linz, más allá de Hitler
En el marco incomparable que aporta la orilla del río Danubio, se erige majestuosa la ciudad de Linz, una población de encomiable belleza tocada por la varita mágica de los Alpes que cuenta con unos 190 000 habitantes a pesar de ser la tercera ciudad más importante de Austria (junto con Viena y Graz).
Además, es la capital de la Alta Austria. Pero no todo es bonito… a día de hoy, Linz aún tiene el sanbenito de haber sido la niña de los ojos del mismísimo Hitler, quien estudió en dicha localidad hasta cumplir la mayoría de edad.
Lejos de hundirse en la vergüenza, Linz está sabiendo sacar provecho de todo este asunto gracias a una curiosa acción denominada In Situ que narra en cada punto ominoso las atrocidades del régimen nazi.
De la época de Hitler se conservan el puente de los Nibelungos (1940) y los dos edificios que entroncan el puente con la plaza mayor. Tras la derrota alemana, al igual que Berlín, la ciudad fue partida en dos sectores, americano y soviético.
En el ámbito cultural, hay interesante museos que visitar en Linz, entre los que destacan el Museo Lentos (que abrió en 2003 y se ocupa del arte más actual), el Ars Electrónica Center (muestra confines insospechados de la robótica o la biotecnología) y el Museo del Castillo.
Es muy especial la relación de Linz con la música. El mismísimo Mozart pasó varias veces por aquí camino de Viena. Sin embargo, el músico de Linz por excelencia es Anton Bruckner.
No podemos citar esta ciudad sin hacer alusión a un interesante proyecto ecológico de una gran envergadura: el SolarCity. Estamos hablando de un barrio de viviendas de bajo consumo del READ-Gruppe que, por lo de ahora, ya ha recibido varios premios.
Foto vía Gogobot
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