Ikarus, restaurante con energía en Salzburgo
¿De paso por Salzburgo y no sabes dónde comer? Te recomendamos un restaurante que difícilmente tiene parangón, una nueva fórmula que, hasta ahora, parece que nadie se ha osado a clonar. Estamos hablando de una burbuja aerodinámica que se ubica a pie de pista, en el mismísimo aeropuerto de la ciudad.
La construcción es un monocasco de cristal y acero inoxidable que se inspira en el canto de las alas de un aeroplano, tal y como explica el proyecto maquinado en su momento por el arquitecto Volkmar Burgstaller, en respuesta a un pedido realizado por el propietario de la empresa Red Bull.
Es una bóveda enorme, semejante a un iglú, de 1500 toneladas de peso y unos 67 metros de diámetro. Con su gran altura (14, 5 metros) el edificio parece todavía más amplio.
En el interior de la edificación se halla un curioso museo aeronáutico, con la flota de los famosos Flying Bulls (aviones históricos restaurados y rescatados por el padre de la citada bebida energética, en algunos casos, supervivientes de la guerra mundial). En distintos lugares se encuentra el restaurante, que consta de un interesante reservado, dos bares y una zona lounge.
El restaurante Ikarus fue inaugurado en 2003 bajo la batuta del jefe de cocina Roland Trettl y del gastrónomo Eckart Witzigmann. Ikarus pone en práctica el sistema de los cocineros invitados, cual si fuera un reality-show más de esos que está dando la caja boba de la pródiga era 2.0.
Así, cada mes, se suceden 12 chefs famosos que inspiran las recetas que durante esos 30 días se servirán en el restaurante. Esta fórmula se traduce en una carta con tres menús: 85 euros (cuatro platos), 95 euros (cinco platos) y 105 euros (seis platos). Así, los clientes del Ikarus pueden disfrutar de diversos estilos de comida típica de diferentes países.
Cabe destacar la cena Ikarus Night, un acontecimiento difícil de olvidar donde se juntan 300 comensales a 1000 euros el cubierto y cuyos fondos se destinan a la organización Fundación Wings if Live.
Foto vía Gogobot
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